Texto del logo: We are crazy, we are dreamers WE ARE WRITERS

viernes, 16 de marzo de 2012

Somewhere over the dead. Tercera parte.

En primer lugar: Gracias Besa por los dibujos ^.^
En segundo lugar: esta parte también la he hecho yo (Cotic) por una desertora de última hora. No vale demasiado (nada) pero si no la leeis no podreis leer la siguiente, que si que esta escrita por una escritora en condiciones como es Kami ;) (chantage XD)






TAMARA
Caminamos juntos, nos hemos separado un momento del grupo, porque estaban demasiado…obsesionados, con nuestro destino (un montón de chicas fáciles, en mini vestidos, con escotes generosos…). Es lo que tiene ir con estos. Nos dirigimos a la fiesta, claro, pero quiero hablar con él antes de que se vuelva mudo de nuevo, no es muy hablador, que digamos.
-¿Y qué Sawn? No entiendo porque les dejas. Se lo dices, y punto.
-Ya, pero… no es tan fácil ¿sabes?…
-Mira, si no les gusta, ajo y agua, pero esto no es justo.
-Ya, bueno… ¡Mira! ¡Allí están las carpas! Seguro que los chicos ya habrán entrado a PC…
-¡No cambies de tema!
Se sonroja.
-Mira, Tamara, centrémonos en divertirnos hoy, otro día me das la taba…otro día hablamos.
-Mañana. Y no me valen excusas, si hace falta, voy a tu casa yo misma…
-¿Mañana? No sé… no es buen momento… ¿Qué tal… el lunes?
-¿El lunes? ¿Qué lunes? ¿El del año que viene? La semana pasada me dijiste que hoy. Mañana. Y no se hable más –Añado, tras ver su cara de “estoy-pensando-una-excusa”.
Baja la cabeza, derrotado. Aprovecho este momento para quitarle la gorra gris, y echo a correr hacia las carpas, a las que cada vez nos acercamos más. El corre tras de mí. Acabamos el poco trecho que nos separaba de P.C. Una vez dentro, se la devuelvo, él tapa su pelo rubio con ella, para variar. Clava sus ojos verdes en los míos (de un verde grisáceo raro), sin decir nada. Desvío la mirada, incómoda. Y… como no, alguien viene a estropear el momento. Mike viene contentísimo hacia nosotros, tiene una sonrisa deslumbrante:
-¡Ey! ¿Qué te pasa? Parece que te haya tocado la lotería.
Sawn asiente, con una sonrisa, dándome la razón.
-¡Casi! ¡Sandra ha caído bajo mis (numerosos) encantos!
Y hace una pose de culturista típica, resaltando su musculatura.
-¡Oh! Felicidades tío.
Sawn sonríe más abiertamente, pero esa sonrisa no llega a sus ojos. En cuanto se va, la borra de su cara:
-Pobre.
Asiento, con un suspiro.
-¿Cuánto crees que durará?
-Tendrá suerte si no le rompe el corazón en un par de días.
Me giro, para encontrarme con Teo, otro amigo… que ya está bebido.
“Si que se ha dado prisa” Sawn vocaliza sin emitir sonidos, para que no le oiga. Teo me mira, intentando parecer seductor, y pide que vayamos a fuera:
-Oye, que guapa estás…
-Vale, se nota que estas borracho ¿Qué quieres?
Él se acerca, y, peor todavía aproxima alarmantemente su mano a zonas peligrosas «sabía que no debía llevar una camiseta como esta». Antes de que esa mano llegue a su destino, lo dejo tumbado en el suelo con una llave. Lo miro con frialdad, mientras comento:
-Si lo intentas de nuevo… que dios te pille confesado Teo.
Y le pego una patada en las costillas. El suelta un gemido de queja, que yo ignoro deliberadamente. Vuelvo a la carpa, fuerzo una sonrisa, y voy con Sawn de nuevo, que no se ha movido de la barra.
-¿Qué quería?
-Nada.
«Este es uno de los inconvenientes de ir por ahí con tíos como estos». Tras un cuarto de hora estando ahí plantados sin hacer nada más que esquivar a los bebidos, decidimos irnos.
Una vez haciendo camino hacia nuestro barrio, se queda mirándome de arriba a abajo:
-¿Qué pasa?
Miro mi ropa de nuevo… hoy solo me ha traído problemas: primero mi hermana, después Teo… ¿Será el siguiente Sawn? Miro mi camiseta azul eléctrico de tirantes, vale, es algo ajustada pero…tampoco es para tanto ¿no? Y no les veo nada malo a mis shorts blancos…
-Nada. Es raro verte así… –se sonroja- pero estás muy guapa.
-Al último chico que me ha dicho esto le he hecho una llave.
Se sonroja aún más. No sé si es posible que la piel de alguien adquiera un tono rojo tirando a burdeos.
-Lo-lo siento.
-¡¡No lo sientas!! ¿Ves? Es este tipo de actitud lo que hace que tus padres…
-¡Has dicho que mañana!
Me muerdo el labio, y cambio de tema.
-Bueno, vale. Mira que bonitas están las estrellas.
Es cierto, un montón de puntitos blancos sobre un fondo negro nos hacen de techo. Increíble.
-Sí, son preciosas…me gustaría dibujarlas…
-¿Y porque no lo haces? En la estación de tren hay un buen sitio… además, me encantaría verlo siempre que quedamos con los chicos. Imagínatelo. Un refresco en la mano derecha, y mirando las estrellas que tú has pintado… ¡seria genial! –no responde.
-Veeeeengaaaaa… -añado en tono de súplica.
-Ok, mañana lo hago.
-Vale.
Oh. Mierda ¡He vuelto a caer! Y lo peor es que yo misma le he proporcionado la excusa. Chuto enfadada una piedra, que choca con… algo, provocando un ruido metálico.
-¿Qué ha sido eso?
-Ni idea Sawn.
-¿Quieres mirarlo?
-Por mi bien.
Nos acercamos al lugar donde he chutado la piedra y vemos una tubería.
-¿Y esto que hace aquí?
Se encoje de hombros.
-En serio, no sabía que había algo por aquí, porque la tubería tiene que llevar a algún lado, digo yo.
-Sí… pero paso mucho por aquí y nunca he visto ningún edificio.
-Yo tampoco… Oye ¿Qué te parece si lo buscamos? El lugar a donde vaya esto –y le pego una patada al tubo metálico.
-A mi no me importa Tammy, además, será interesante…
-¡¡¡Pues ale, vamos allá!!!
Seguimos avanzando entre la hierba, mirando la tubería con tal de no perder el rumbo. Un rato más tarde, algo me tapa la luz de las estrellas, miro hacia arriba, y ahogo un gritito.
-Estoy SEGURA de que eso no estaba aquí antes.
Sawn sube la cabeza, y tan solo se le ocurre decir:
-¡¡¡¡¡¡¡¡WOW!!!!!!!!


Ante nosotros se impone una casa antigua, de piedra gris, puertas y ventanas de madera oscura…y podrida, compruebo enseguida, la mayoría de ventanas no tiene cristal, o lo tiene roto. Es enorme, más que el instituto, y también más intimidante…lo cual ya es decir. El tejado a dos aguas está cubierto por unas pocas tejas sucias y un increíble número de cagadas de pájaro. Me acerco a una valla, aún más oxidada que la tubería que nos ha llevado hasta allí, entre barrote y barrote, solo veo telarañas. Tan solo hace falta un empujón para que se abra con un chirrido típico de una película de terror. El jardín no hace más que aumentar la sensación de estar metida en un libro de Stephen King, varios árboles muertos, completamente desojados alzan sus ramas, retorcidas, de forma tétrica. Y la única vida vegetal de por allí consiste en arbustos, ortigas y malas hierbas. Un escalofrío recorre mi espalda.
-Esto es… increíble.
-Y que lo digas… sería genial dibujarlo.
Ese es Sawn, ninguna otra persona estaría aquí, tan tranquilo, pensando en cómo quedaría mejor el sombreado cuando lo dibujase. Tal es mi alucine, que apenas oigo las voces de un chico y una chica acercándose. Me giro, rápidamente, para ver a Nathan y Rossana acercándose.
Llegan hacia la puerta, que creo, en su tiempo fue la entrada principal. Se giran hacia nosotros, y nos miramos.
-Hola –Sawn no parece muy animado a decir nada más, aunque vamos a menudo con Nathan, no suelen hablar.
-Hey –Nathan esta sonrojado, no sé que le habrá dicho Rossana.
-Eeeeeh… hola –La chica parece pensativa.
-¿Qué hacéis aquí? –No me corto al decirlo.
Rossana contesta:
-Nosotros podríamos haceros la misma pregunta… porque dudo que viváis aquí.
-Touché –Sawn ha vuelto a la realidad.
-Vale… puede que sea yo, pero nunca había visto esta casa. Por favor, decidme que siempre ha estado aquí –Nathan cambia el tema en seguida, como siempre, intenta evitar las discusiones que ve a su alrededor (y eso tiene mérito con “nuestro grupo”).
No veo ningún problema en complacerle:
-Siempre ha estado aquí.
Me mira, esperanzado:
-¿En serio?
-No, pero si quieres pensar que sí, por mí no hay problema.
Baja la cabeza, y susurra una maldición.
Rossana le pone la mano sobre el hombro, pero lo hace con duda, como cuando llevas la porcelana favorita de tu madre de un lado a otro, y sabes que si la tiras te matará.
-Mira el lado bueno: no estás loco –Lo dice con una sonrisa, pero le tiembla un poco la voz.
Sawn rie:
-Bueno, si esto es una alucinación colectiva, quiero dibujarla. ¿Entramos?
Esta nervioso, pero nervioso en el buen sentido, como antes de un concierto o algo así. No puedo evitar soltar una carcajada:
-Sí, no creo que vaya a haber un fantasma ahí dentro.
Rossana dice algo en italiano que suena a “cosa que una señorita respetable y pija no debería decir” y chasquea los dedos ante nosotros:
-¿Estáis locos? Esa cosa –señala la casa- está a punto de derrumbarse.
-Bueno, pues por eso, mujer ¡tendremos que entrar antes de que se derrumbe!
Nathan se tapa los ojos con la mano, y repite sin cesar:
-Ohdiosmioohdiosmioohdiosmioohdiosmioohdiosmio –pausa para respirar- ohdiosmiooh…
-No me puedo creer que estemos a punto de entrar ahí.
-¿Estemos? Pero si estamos locos y “esa cosa” se cae a trozos, según tú.
-Ya, bueno, pues creo que yo también estoy loca. Total, cuando llegue a casa me van matar igual, con excursión a casa encantada incluida o no.
Me pongo de puntillas para agarrar la argolla (que, supongo, en un pasado fue dorada), y golpeo la puerta con ella. Suena una especie de eco, repitiendo el sonido grave que produzco al chocar de nuevo la argolla con la puerta, no puedo evitar pensar en el sonido que produce el martillo de un juez (como en las pelis) al golpear la mesa.
-Vas a ver tú, que si estará encantada y todo… -Nathan se acerca un poco más.
-¡Venga hombre! ¡Ven con nosotros! No me seas cagueta…
Lo he puesto en un aprieto de cuidado, delante de Rossana… (se nota muchísimo que está por ella desde hace años, pero parece ser que la chica tiene problemas graves de vista o algo)
-¡Claro que voy a entrar! Pero si pasa algo nos largamos.
-¿Qué va a pasar? ¿Nos saldrá un fantasma cuando atravesemos el vestíbulo?-Tampoco es cuestión de avergonzarlo tanto al pobre, así que, para rebajar el ambiente, y evitarle contestar, suelto una carcajada amistosa.
Sawn ha decidido pasar de nosotros y está intentando empujar la puerta con el hombro. Me aproximo, y le ayudo. Nathan no tarda en acercarse a nosotros, y animamos a Rossana para que venga. Ella suelta un suspiro y dice con dramatismo:
-Adiós querida manicura. Han sido unas buenas dos horas.
Y con las manos se junta a Nathan (este se pone colorado en seguida), y añade esa poca presión que nos faltaba para abrir la pesada puerta.
Curiosamente, ocurre justo al contrario que con la verja, la puerta no produce ningún ruido al abrirse, lo que, no sé porque, contribuye a ponerme más nerviosa. Lo único que ocurre, es que levantamos una nube de polvo similar a una tormenta de arena. Me pongo a toser, tapándome la boca con u mano, y restregándome los ojos con la otra. Una vez puedo ver y respirar con normalidad, me giro en el sitio, y contemplo la sala que nos rodea.
No es un vestíbulo, como me esperaba, si no una especie de salón. Voy hacia los sofás raídos, de los que sale el relleno, como de oso de peluche, cubiertos de polvo, igual que la sala entera (la casa entera, me atrevería a decir, ahora que he visto las escaleras). Tanto hace que nadie le ha pasado una escoba por el suelo, que dejo mis huellas en el. Ahora que me he acercado a uno de los sofás, veo una mesita baja, que me llega más o menos a las rodillas, con el borde de lo que creo que es madera oscura, y el centro de lo que debería ser cristal, pero no es nada, puesto que está roto. Al fijarme mejor, veo pequeñas esquirlas de cristal, así que aviso a los demás de que tengan cuidado.
Una vez explorados todos los recovecos de la sala, decidimos subir las escaleras. Unas barandillas de madera oscura, que parece tan segura como la que hay fuera, con restos de lo que, en su día, fueron elegantes grabados, me fijo un poco más y consigo ver lo que queda de unos relieves de formas confusas, están allí para evitar que no caigamos (que no sé que van a evitar, pero bueno).
El techo está lleno de telarañas, finas, tanto que algunas ni siquiera las veo, hasta que las noto en el brazo, o la ropa. Para evitar encontrarlas en el pelo, recojo los largos mechones lisos de color chocolate con leche en una trenza de espiga al costado, tengo bastante práctica, así que puedo hacerlo sin parar mi ascensión. Hemos llegado, y aquí arriba no vemos nada de nada, está oscuro como boca de lobo. Por alguna extraña razón, Sawn lleva una linterna de esas que funcionan con manivela encima (a saber para qué, si se suponía que íbamos de fiesta), así que podemos seguir explorando.
-¡Esta casa debe tener muchísimos años! –Nathan parece admirado porque haya conseguido sobrevivir tanto tiempo.
-Los tiene –Me limito a contestar- si te fijas en los detalles, como esas barandillas de antes, puedes comprobarlo.
-¿Te fijas en las barandillas, en plena excursión a una casa que parece fantasmal? –Parece que Sawn está conteniendo la risa, aunque no le veo la cara.
-¿Y tú que hablas? ¿Acaso no has entrado solo para observar sombreados? –Contesto con sarcasmo.
-¿Por qué habláis en susurros? ¡Ni que se fuera a despertar un vecino! –No me había dado cuenta hasta que ella lo ha dicho, pero es cierto, hemos hablado en un tono bajísimo todo el rato.
-Supongo que por el ambiente.
Seguimos caminando en silencio un rato, pero de repente la linterna de Sawn se apaga.
-Lo sient…
No llega a acabar de disculparse, puesto que el grito de Rossana lo interrumpe a mitad.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!!!!!!!
Y justo después oímos “Plof”. Se la ha pegado.
-Lo siento Nathan ¿te has hecho daño?
-¿Qué? Yo no me caído.
-Imposible, ¿entonces…quien está debajo de mí?
-Yo no –Contesto.
-Eeeem… yo tampoco…
-Pues ¡Hay ALGUIEN debajo de mí!
Sawn nos ilumina con la linterna, que, tras darle unas cuantas vueltas a la manivela, funciona de nuevo. La primera en ver lo que hay debajo de Rossana, es ella misma.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- ¡NO PUEDE SER!
- ¿Quién me mandaba a mí meterme en este lio?
- Joder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario